La herramienta Agrum, desarrollada por el Grupo Operativo Huella Social, permitirá los consumidores saber los aditivos de las frutas y hortalizas que se comercializan
El estudio de Ecologistas en Acción señala que es en las frutas y verduras donde se han detectado mayor número de residuos de plaguicidas, 103 sustancias diferentes, 61 de los cuales son disruptores endocrinos.
La ONG Ecologistas en Acción ha presentado un nuevo informe titulado “Directo a tus hormonas. Guía de alimentos disruptores” donde se han analizado los últimos datos oficiales disponibles sobre la presencia de plaguicidas en alimentos aportados por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN).
Según la Organización de la Salud (OMS), los plaguicidas son una de las principales causas de muerte por intoxicación voluntaria, sobre todo en los países de ingresos medios y bajos. Es por ello por lo que, la ONG Ecologistas en Acción, ha querido visibilizar la contaminación que existe en los alimentos españoles y reclamar un cambio de dirección.
Principalmente, las frutas y verduras son el grupo donde se ha detectado el mayor número de residuos de plaguicidas, 103 sustancias diferentes, 61 de los cuales son disruptores endocrinos. Es decir, el 59% de los plaguicidas detectados en la fruta son disruptores endocrinos.
“Los disruptores endocrinos interfieren la acción natural de las hormonas, alteran el equilibrio y pueden alterar la fisiología a lo largo de la vida de un individuo desde el desarrollo fetal hasta la edad adulta”, explica la ONG.
Los dos alimentos con mayor número de plaguicidas EDC son las fresas (25) y las manzanas (24). El número total de plaguicidas diferentes que se detectaron fue mucho más elevado, 37 en el caso de las fresas y 35 en el de las manzanas. La lechuga, el tomate y el melocotón son los siguientes en la lista.
Además, se destaca el hecho de que el 31% de los pesticidas detectados son sustancias no autorizadas en Europa por su toxicidad. Los datos reflejan solo una parte de la exposición a plaguicidas a través de los alimentos ya que el programa de control de residuos en alimentos no analiza todos los plaguicidas que se utilizan. Así, deja fuera del análisis sustancias como el azufre, el metam sodio, el 1,3 dicloropro- peno, el oxicloruro de cobre o el diquat, muy empleados en nuestros campos.
Tampoco analiza alguno de los plaguicidas no autorizados que el Ministerio de Agricultura permite emplear mediante autorizaciones excepcionales temporales (por ejemplo, la cloropicrina). Hay que añadir que puede haber residuos de plaguicidas por debajo del límite de detección utilizado durante los análisis que, por tanto, hayan pasado desapercibidos en el programa de control.
Productos de origen animal
Sin embargo, las frutas y verduras no son las únicas afectadas, el 32% de las muestras de origen animal analizadas de pescado y marisco contenían residuos de plaguicidas. Se han detectado residuos de plaguicidas en quince muestras de origen animal: una muestra de bonito, otra de calamares, 4 muestras de cangrejo, cuatro de grasa de vaca, una de grasa de oveja y cuatro de grasa de cerdo.
Alimentos infantiles
A diferencia de años anteriores, según los resultados recopilados por AESAN en los alimentos infantiles (potitos, papillas, fórmulas de crecimiento), en los alimentos muestreados en 2019 siì se detectaron residuos de plaguicidas a pesar de que la Unión Europea impone límites más estrictos y ejerce un mayor control sobre este grupo de alimentos.
Propuestas
Para Ecologistas en Acción es esencial que el Gobierno asuma el objetivo de reducir un 50 % el empleo de pesticidas antes de 2023, como ya ha hecho Dinamarca reduciendo un 50 % su dependencia de este tipo de tóxicos. “Para lograr este objetivo la administración puede comenzar por aquellos plaguicidas más tóxicos y no autorizados, como los que se emplean gracias al uso de autorizaciones excepcionales de plaguicidas”, señalan.
Además, recuerdan que el retraso de la Unión Europea en la prohibición de plaguicidas disruptores endocrinos no impide al gobierno español prohibir la comercialización y uso de formulaciones de plaguicidas EDC en España.